Detalle/ Detail:
Prudencio Irazabal
Sin Título. 608. Díptico , 1997
Colección del artista/Artist's Collection
Sala/Room -102
La obra de Prudencio Irazabal es una metódica y sensitiva exploración sobre el comportamiento de la luz y el color en la pintura. Su trabajo se desarrolla en los márgenes de una abstracción pura, desligada de representación y con un complejo trabajo a sus espaldas de reflexión del arte sobre el arte. Irazabal se formó en escuelas de BBAA en España y Estados Unidos y una buena parte de su carrera artística ha tenido lugar en Nueva York. De hecho, fue en Nueva York donde desarrolló la teoría pictórica que ha desarrollado con gran fortuna a lo largo de sus últimos 25 años. A principios de los 90, realizó fotografías de fragmentos de sus pinturas tomadas con un microscopio electrónico; la sucesión de capas y masas pictóricas que mostraban las vistas al microscopio dejaban ver cómo se comportaba la materia, los colores, que se reunificaban posteriormente en la superficie pictórica de la obra. Sus obras posteriores, y hasta finales de los años 90, desarrollaron una exploración de la pintura entendida de manera tridimesional, como una estratigrafía, como una sucesión vertical de colores de distintas densidades y dimensiones que se superponían sobre la superficie del lienzo.
Si se acercan con cuidado al díptico ubicado más a la derecha, verán cómo en el lateral de la obra puede observarse claramente esta superposición de colores. Para ello, el artista crea las obras en horizontal, utilizando polímero líquido con un espesante y con pigmento líquido para generar los distintos grados de transparencia. En función del espesor de la capa de pintura, el efecto de reflejo de la luz y la manera en la que influye en las capas de color superpuesto será distinto. Además, durante el proceso de ejecución, el artista sella con un marco los laterales para evitar que la pintura se desborde durante la aplicación. El resultado es muy sensible a la luz, porque la luz refleja el color de las capas interiores de la obra hacia las capas exteriores, creando matices cambiantes en función de la luz ambiente de la sala. La obra es distinta en función de la hora del día, de la luz natural o artificial o incluso del tiempo que pasemos observándolas. Irazabal las concibe teniendo en cuenta el comportamiento de los colores del espectro luz por un lado y de los colores matéricos del pigmento por otro; ambos se comportan de manera distinta, de hecho, tienen colores primarios distintos (rojo, verde y azul en los colores luz y magenta, cian y amarillo en los colores pigmento), pero el artista logra equilibrarlos en las obras y utilizar el efecto de los colores luz sobre los colores pigmento. Logra pintar con aquello que no se puede pintar.
Con el cambio de siglo, sus colores se volvieron más saturados y brillantes, las mismas obras irradian luz, pero en este caso la intención sigue una estrategia distinta que indaga en el concepto de profundidad. En este caso ha desaparecido la superposición de capas pictóricas y el artista trabaja con capas más medidas y controladas, generando transparencias y veladuras en las que la luz interviene, pero en la que toma protagonismo el color blanco, la luz, el único completamente opaco, con el que indaga en los conceptos de superficie y profundidad. Las masas de color blanco contrastan con la vivacidad de los colores de su entorno y aumentan la sensación óptica de profundidad que conduce nuestra mirada y ordena la composición de las obras.
Prudencio Irazabal ha expuesto su trabajo en museos y galerías de todo el mundo y es en la actualidad uno de los artistas vivos más reputados en la investigación del comportamiento del color y la luz en la pintura. Su obra forma parte de colecciones públicas y privadas de todo el mundo.
©Museo Würth La Rioja
Prudencio Irazabal's work is a methodical and sensitive exploration of the behaviour of light and colour in painting. His work is developed on the margins of a pure abstraction, detached from representation, with a complex body of work featuring reflections of art on art. Irazabal was trained in Fine Art schools in Spain and the United States, and has spent a good part of his artistic career in New York. In fact, it was in New York that he developed the pictorial theory that he has explored to great success over the last 25 years. In the early 90s, he took photographs of fragments of his paintings taken with an electronic microscope. The succession of layers and pictorial masses that could be seen under the microscope showed how the matter, the colours, behaved, and were later reproduced on the pictorial surface of the work. His later works, until the late 90s, developed an exploration of painting understood in a three-dimensional way, like a stratigraphy, a vertical succession of colours of different densities and dimensions that were superimposed on the surface of the canvas.
If you carefully approach the diptych on the right, you will see how this overlap of colours can be clearly seen on the side of the work. To do this, the artist creates the works horizontally, using liquid polymer with a thickener and liquid pigment to generate the different degrees of transparency. Depending on the thickness of the paint layer, the effect of the light reflection and the way it influences the overlapping colour layers will differ. In addition, while he is creating the piece, the artist seals the sides with a frame to prevent the paint from overflowing during application. The result is very sensitive to light, because the light reflects the colour of the inner layers of the work to the outer layers, creating changing shades depending on the ambient light of the room. The piece is different depending on the time of day, on the natural or artificial light, and even on the time we spend observing them. Irazabal conceives them by taking into account, on the one hand the behaviour of the colours of the light spectrum, and on the other, the material colours of the pigment. Both behave differently - in fact, they have different primary colours (red, green and blue in the light colours and magenta, cyan and yellow in the pigment colours), but the artist manages to balance them in the works and harness the effect of the light colours on the pigment colours. He succeeds in painting with that which cannot be painted.
With the turn of the century, his colours became brighter and more saturated. The same works radiate light, but here the intention follows a different strategy that investigates the concept of depth. In this case, the superposition of pictorial layers has disappeared, and the artist works with more measured and controlled layers. In doing so, he generates transparencies and glazes in which light intervenes, but in which the colour white - light, the only completely opaque colour - takes centre stage, with which he investigates the concepts of surface and depth. The white masses contrast with the vividness of the colours of their surroundings and increase the optical sensation of depth that guides our gaze and brings order to the composition of the works.
Prudencio Irazabal has exhibited his work in museums and galleries worlwide and is currently one of the most renowned living artists carrying out research into the behaviour of colour and light in painting. His work is part of public and private collections around the world.
©Museo Würth La Rioja