Detalle/ Detail:
Antoni Tâpies
Samarreta sobre lava , 1988
Colección Würth /Würth Collection
Inv. 1.810
Sala/Room 001
Antoni Tàpies fue uno de los artistas que definió las artes plásticas de la segunda mitad del siglo XX en España y cuya trayectoria ha sido objeto de un gran reconocimiento internacional. En 1990 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias a las Artes y con el
Præmium Imperiale
de Japón, dos de los más importantes premios para el arte a escala global. Su obra forma parte de los museos y de las colecciones privadas más prestigiosas del mundo y el museo de la Fundació Tàpies en Barcelona cuenta ya con 30 años de vida divulgando el legado del artista.
La obra de Tàpies se caracteriza por la materialidad, por las texturas gruesas y pastosas, por el uso de materiales que no están relacionados
a priori
con el arte como arena, tierra o serrín, por los colores tierras y ocres que hacen destacar a los negros y los rojos… Pero hay dos aspectos que son especialmente definitorios en su obra: por un lado el uso de materiales pobres, cotidianos y universales, terrenales (en palabras del comisario de la exposición Kosme de Barañano). El propio artista lo explicaba así en una entrevista de los años ’90: “una pauta de mi trabajo, en el cual, desde hace años, aparecen objetos, ropas, etcétera, con esta voluntad entre franciscana y budista de dar valor a aquello que es pequeño, sin afán de polémica. Lo he hecho con la intención de dar dimensión cósmica a una cosa insignificante.” Así es por ejemplo en
Samarreta
(en la sala 001) una obra del año 1988 en la que el artista crea en delicadísima porcelana una camiseta interior, una prenda mundana e íntima, un objeto insignificante creado con la más preciada de las cerámicas. Sobre la camiseta el artista añade una cruz, lo que nos lleva al otro aspecto definitorio de su trabajo, la creación de una suerte de alfabeto gráfico, una iconografía simbólica y polisémica que carga de significado sus obras. El signo más identificable con Tàpies es la cruz o el aspa, que el artista relaciona con el misterio, con las incógnitas, con las cosas escondidas que no entendemos, pero que asume también el significado que el signo tiene asociado con la tradición religiosa judeocristiana. Para Tàpies los signos tenían la capacidad de generar preguntas, de generar reflexión en los espectadores, algo que para él era una de las principales funciones del arte y que nos daba a los espectadores la oportunidad de aportar más significados a la obra en relación con nuestra historia, con nuestro contexto, con el significado que nosotros pudiéramos aportarles.
A las cruces se suman partes del cuerpo aisladas (pies, manos, nariz, orejas) tijeras, números y letras, bañeras, sábanas, camas... En la obra
Campanas
(ubicada en la última sala de la exposición) Tàpies representa una gran nariz rodeada por campanas, todas realizadas por incisión, y con una cruz pintada en negro en la parte superior. Las campanas son para Tàpies un símbolo de comunicación, abrigo y cobijo, dado su uso histórico como lenguaje, como un código que alertaba a la población de distintos peligros, y la llamaba a guarecerse si era necesario.
La personalísima obra de Tàpies, llena de significado y fuerza evocadora, de capacidad expresiva y de sutileza, influyó decisivamente en el arte internacional de la segunda mitad del siglo XX creando poemas visuales en los que el artista mostraba la belleza y la trascendencia de los objetos más insignificantes.
©Museo Würth La Rioja
Antoni Tàpies was one of the artists who defined the visual arts of the second half of the 20th century in Spain, and whose career has achieved major international recognition. In 1990 he was awarded the Prince of Asturias Prize for the Arts and the Japanese
Præmium Imperiale
, two of the most globally important prizes for art. His work is part of the most prestigious museum and private collections in the world, and the Fundació Tàpies museum in Barcelona has been promoting the artist's legacy for 30 years.
Tàpies' work is characterised by its materiality: the thick, doughy textures, the use of materials that are not innately related to art such as sand, earth or sawdust, the earthy and ochre colours that make the blacks and reds stand out... But there are two aspects that are particularly key in his work. On the one hand, there is the use of humble, everyday, universal and earthen materials (in the words of exhibition curator Kosme de Barañano). The artist himself explained himself thus in an interview in the 90s: “a pattern in my work, in which, for years, there have been objects, clothes, etc., from this desire, somewhere between Franciscan and Buddhist, to give meaning to that which is small, with no attempt at polemic. I’ve done this with the intention of imbuing an insignificant thing with a cosmic dimension.” This can be seen, for example, in
Samarreta
(in room 001), a piece from 1988 in which the artist has used delicate porcelain to create an undershirt - an everyday and intimate garment, an insignificant object, created from the most precious of ceramics. The artist has added a cross to the shirt, which brings us to the other defining aspect of his work - the creation of a sort of graphic alphabet, a symbolic and polysemic iconography that charges his works with meaning. Tàpies’ most identifiable sign is the cross or crosspiece, which the artist connects with mystery, with the unknown, with the hidden things we do not understand. At the same time, it also carries the sign’s associations with the Judeo-Christian religious tradition. For Tàpies, signs possess the ability to provoke questions, to bring about reflection in spectators, something which for him was one of the main functions of art. They also provide us with the opportunity to bring more meaning to the work in relation to our history, to our context, to the meaning we ourselves can bring to it.
In addition to the crosses, there are isolated parts of the body (feet, hands, nose, ears), scissors, numbers and letters, bathtubs, sheets, beds... In the piece
Bells
(located in the final room of the exhibition) Tàpies depicts a large nose surrounded by bells, all made via incision, and with a cross painted in black at the top. For Tàpies, bells are a symbol of communication, shelter and refuge, given their historical use as a language or code that warned people of different dangers, and called them to shelter if necessary.
Tàpies' highly personal work, full of meaning and evocative power, expressive capacity and subtlety, had a decisive influence on the international art of the second half of the 20th century, creating visual poems in which the artist demonstrated the beauty and transcendence of the most insignificant objects.
©Museo Würth La Rioja